En 1805, con tan solo 27 años, Barbe-Nicole Ponsardin Clicquot heredó el negocio local de vinos espumosos de su marido convirtiéndolo en un imperio mundial.
Al morir su marido Francois Clicquot, Barbe-Nicole se asoció con el reputado enólogo Alexandrel Fourneaux para sacar adelante la empresa. Resultó fatal. Pero, en 1813, en un nuevo intento por levantar la compañía, envió un cargamento de espumoso hasta San Petesburgo, donde enamoró a los rusos frente a sus competidores.
Tuvo innovadoras prácticas que la consagraron como la grandama del champagne, como colocar las botellas de forma invertida en los orificios de un pupitre inclinado y en girarlas cada día en un octavo de vuelta para que los sedimentos se depositaran en el gollete. Esto convirtió al champagne en una bebida cristalina.
Cuenta con 12 Grands Crus, y catorce Premiers Crus en las tres principales zonas de Champagne. Procede del ensamblaje de entre 50 y 60 pagos.